Los muertos por cólera en Haití pasan de 200
Los hospitales locales están desbordados por el brote. - Las ONG temen que la enfermedad se extienda a la vecina República Dominicana
AGENCIAS / EL PAÍS - Puerto Príncipe / Madrid - 23/10/2010
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La Asociación Atlas se suma al dolor e impotencia con el pueblo haitiano. Toda ayuda es poca al pueblo devastado.
Algunos de nuestros hijos provienen de esa tierra por lo que, de algún modo, está en nuestros corazones.
Esta Asociación realiza una aportación a una de las organizaciones de Ayuda Humanitaria. Y ruegan a los hombres y mujeres de buena voluntad que contribuyan en la medida de sus posibilidades. Consideramos conveniente hablar con nuestros hijos e hijas para que vayan tomando conciencia de la ayuda a los demás y contribuyan también con su aportación.
Muchas son las necesidades: médicas, de seguridad, económicas, de reconstrucción... Sin embargo uno de los colectivos que más vienen sufriendo las desgracias (naturales o humanas) es la infancia. Desprovistos hasta de la capacidad de pedir ayuda, muchos niños y niñas deambulan por las calles en la busca.
Las ayudas serán necesarias durante años, sin embargo la infancia no puede esperar. Eso no significa en ningún modo que deban salir inmediatamente de su país, alejarse de su entorno, familia, cultura... Los niños y niñas haitianos deben poder quedarse con su familia (directa o extensa), si ello no fuera posible, intentar integrarse en su entorno; y solo como última opción acceder a la adopción internacional.
Es por eso que la solidaridad bien entendida ha de canalizarse a ayudas en el territorio que devuelvan a esos menores una oportunidad en su patria. Si su deseo es acoger o adoptar a un menor haitiano debe reflexionar, entre otros, de algunos aspectos importantes: si desea acoger, en su comunidad autónoma seguramente hay niños que necesitan también una familia; si desea adoptar no olvide que el niño debe estar en situación legal para ser adoptado, que debe existir una Administración y servicios jurídicos que verifiquen que eso es así en el país de origen.
Aprovechando la buena fe y la solidaridad de muchas familias en el mundo, rápidamente se han reorganizado las bandas traficantes de personas. Algunas secuestrando a menores otras mercadeando con la desesperación.